El sostén económico de Azuay y Cañar son las remesas enviadas por los migrantes. Este indicador no es de ahora, sino de muchísimos años atrás.
Es el lado positivo de la migración, una de las opciones de miles de habitantes de estas dos provincias, para mejorar su condición económica y la de sus familias.
Según reportes del Banco Central (BC), en el primer semestre de 2022 las remesas sumaron USD 2.264 millones, 255 millones más con relación al mismo periodo de 2021.
Ese monto se distribuyó entre Cuenca, Guayaquil, Quito, Ambato y Azogues.
En concreto, al Azuay y Cañar, en aquel mismo lapso de 2022, llegaron USD 1.537 millones, un 23,64 % más con relación al 2021.
De acuerdo al BC, el incremento de las remesas obedece al mayor flujo migratorio. Esto no es mayor novedad. La migración, sobre todo la irregular, hacia los Estados Unidos repuntó durante y después de la pandemia.
Las condiciones difíciles de hacerlo no frena el ímpetu migratorio. Hay pueblos azuayos y cañaris casi vacíos. Ya no hay gente para la agricultura y otras actividades económicas; pues los ingresos son paupérrimos, no tienen el impulso necesario, y, por lo tanto, resultan poco o nada atractivas.
El censo, ya en marcha en el país, revelará o confirmará la realidad poblacional de esas dos provincias.
Las remesas se invierten en la manutención de las familias, también en la construcción, en salud, educación; sin duda, algo en el ahorro.
De ahí, según un reportaje de este diario, el repunte y la solvencia de las Cooperativas de Ahorro y Crédito en el Azuay. Son las preferidas por miles de cuentahabientes. Sus ofertas para otorgar créditos superan a las de los bancos.
En contravía, asimismo de acuerdo al BC, han disminuido las remesas provenientes desde Europa, principalmente de España e Italia, en gran parte a causa de la invasión rusa a Ucrania.
Pero también por la baja cotización del euro frente al dólar, un fenómeno financiero no visto en las dos últimas décadas.