Acostumbrados a largas y duras jornadas de trabajo en la calle o en basureros para juntar algo de plástico, papel, cartón o vidrio que vender por poco dinero, los recicladores de Ecuador exhibien una aguda visión de negocio para desarrollar emprendimientos que incrementen sus ingresos y profesionalizar su actividad.
Servicios de recogida y transporte de residuos, capacitaciones sobre separación y clasificación de deshechos, barrido de espacios públicos y cuidado de áreas verdes son algunas de las iniciativas que la Red Nacional de Recicladores del Ecuador (Renarec) ofrece para ampliar sus horizontes, en un país donde se estiman que unas 20.000 personas se dedican al reciclaje.
Desde que la Renarec pusiera en marcha hace casi dos años su unidad de negocios, esta organización que agrupa a unos 1.500 recicladores de 50 asociaciones de todo el país ha visto que el reciclaje puede ser rentable, planteado de la forma adecuada.
«En estos dos años ya han superado el punto de equilibrio y tienen ganancias«, afirma Felipe Toledo, gerente programático de la Fundación Avina, que desde hace quince años apoya a la Renarec a fortalecer a los recicladores de Ecuador a través de la asociatividad y de modelos de negocio.
«Son emprendimientos liderados sobre todo por mujeres, ya que entre el 60 % y 70 % de las personas dedicadas a reciclar en Ecuador son mujeres«, destaca Toledo sobre la Renarec, cuya directiva está compuesta mayoritariamente por mujeres, con Juana Iza como presidenta.
Con algunas empresas han firmado convenios para la recogida de residuos, que en algunos casos son donados, para su posterior tratamiento y venta a algún centro de acopio, o directamente a la industria que compra esos materiales para darles una nueva vida.
Reparto de beneficios
Los beneficios se reparten entre las asociaciones que han formado parte del proceso de recuperación de los residuos, y una parte se guarda para hacer que el negocio siga creciendo, al punto de que ya piensan en adquirir su segundo camión y luego instalar su propio centro de acopio.
También apuntan a extender los servicios de la unidad de negocios a escala nacional, ya que hasta el momento están funcionando en Quito y en Machachi, una población cercana a la capital ecuatoriana.
Todo ello con la asesoría y capacitación de la Fundación Avina para que los recicladores puedan tener cada vez una mejor posición dentro de la cadena reciclaje y bajo el paraguas de la plataforma continental Latitud R, enfocada en recliclaje inclusivo y economía circular.
«Últimamente también ha habido una respuesta favorable del sector privado y cinco empresas nacionales están financiando la formalización y certificación de las competencias laborales de los recicladores», valora Toledo.
Asi, la Renarec ha logrado que sus socios ganen en promedio 218 dólares al mes, frente a los 188 dólares de los recicladores que no están agrupados en esta organización.
Empoderamiento de mujeres
Sin embargo, esto apenas supone todavía un 50 % de un salario mínimo en Ecuador, fijado actualmente en 425 dólares, por lo que la Renarec también hace incidencia política con el Gobierno y la Asamblea Nacional para que los municipios, que tienen la gestión de los residuos, reconozcan su labor.
Se trata del pago por servicio, un mecanismo para que los municipios paguen a los recicladores una cantidad equivalente al coste que le supone a las empresas de gestión de residuos sólidos procesar cada tonelada de deshechos de la que se hacen cargo los recicladores.
Esto ya existe en países como Argentina, Colombia y Brasil, y se espera que se aplique en Ecuador una vez que salga el reglamento de la Ley Orgánica de Economía Circular e Inclusiva, aprobada el año pasado, y cada municipio lo adopte en sus normativas.
Para Toledo es muy encomiable el liderazgo de las mujeres en estos procesos, «porque son personas que a veces ni siquiera han terminado la escuela básica, pero están liderando emprendimientos nacionales, hacen incidencia política con Gobierno y Asamblea para que se aprueben leyes y proyectos, y ahora negocian y comercializan vis a vis con gerentes de empresas del sector privado».
«Ha habido un empoderamiento y apropiación del proceso por parte de las mujeres, y creo que en este país es relevante destacar eso en épocas de crisis, porque ni siquiera durante la pandemia han dejado de trabajar, generando un beneficio al ambiente, el clima y la sociedad», concluye. EFE