Un millón de personas mueren cada año por la contaminación con plomo, y uno de cada tres niños en el mundo tiene niveles excesivos de este material tóxico en su sangre, recuerda hoy 24 de octubre de 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante el inicio de su semana de concienciación sobre este problema.
La exposición a este químico, considerado uno de los 10 principales tóxicos a combatir en la salud pública por la OMS, puede causar problemas crónicos que incluyen anemia, hipertensióm, daños en los órganos reproductivos y problemas neurológicos irreversibles, señala la OMS en un comunicado.
La organización recomienda que las fuentes de contaminación por plomo se identifiquen lo más rápidamente posible, especialmente en los casos en los que se detectan niveles de este material en sangre considerados peligrosos (por encima de los cinco microgramos por decilitro).
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alerta que 800 millones de niños, o un tercio de todos los del planeta, presentan niveles superiores a ese nivel de riesgo, recuerda la OMS.
«La exposición al plomo es muy peligrosa para el desarrollo cerebral de los niños, y puede desembocar en una reducción del coeficiente de inteligencia, la atención, la habilidad de aprendizaje y determinados problemas de comportamiento», subrayó la jefa del departamento de Salud y Medio Ambiente de la OMS María Neira.
La OMS estima que un 30 % de las discapacidades intelectuales no innatas, un 4,6 % de las enfermedades cardiovasculares o un 3 % de los problemas renales crónicos pueden atribuirse a una excesiva exposición al plomo, que pueda afectar a múltiples sistemas del organismo como el nervioso, el reproductivo o el inmunológico.
Minas, fundiciones, zonas de reciclaje de aparatos electrónicos y baterías, presentes especialmente en países en desarrollo, suelen contribuir al aumento de la exposición de poblaciones al plomo, aunque también hay numerosos casos de contaminación con pintura que utiliza ese material, incluso en viviendas, escuelas u hospitales. EFE