La selección de Brasil consiguió un agónico triunfo ante una selección de Suiza que no cedió espacios. Con este triunfo la Verdeamarela es la segunda selección, después de Francia, en clasificar a octavos de final del Mundial de Qatar 2022.
Aunque «La Canarinha» partía como favorita, no pudo concretar su superioridad teórica frente a una Suiza que mostró un buen fútbol y que a ratos parecía que podía adelantarse en el marcador.
Tras una jugada armada entre Vinicius y Rodrygo apareció Casemiro, quien con una bolea hacia la esquina derecha del arco de Sommer, le dio dinamismo a un encuentro que parecía terminaría igualado en 0 para ambas selecciones.
Resumen
No es ningún misterio. A Brasil le está costando abrir los partidos. La selección de Tite toca y toca, pero sufre un mundo para descolocar defensas tan bien trabajadas como la Serbia y la Suiza.
Los de Murat Yakin, además, no renunciaron a la pelota con el desprecio con el que lo hicieron los balcánicos. Intentaron disputar la posesión a Brasil y controlaron el partido durante bastantes minutos.
La presión alta de los suizos, unido a un centro del campo poco creativo, que echa de menos la creatividad del ’10’, obligó a volcar el juego brasileño a la banda.
Mientras Neymar tenía que ver el partido desde el hotel, con el dolorido tobillo en alto, Raphinha asumía el papel protagonista. De sus botas nació la poca magia de la que disfrutó el primer tiempo.
A Brasil le entraron las prisas y Tite metió a Rodrygo en lugar de Paquetá, su plan más ofensivo. El empate no era malo, pero este partido era para ganarlo y creyó encontrar el antídoto en una enrevesada jugada que comenzó a trompicones en el centro del campo y que terminó con una triangulación entre Rodrygo, Casemiro y Vinícius, que sorteó a un defensa y tras un amago definió ante Sommer.
La alegría fue efímera; el VAR vio el fuera de juego de Richarlison en la construcción de la jugada. Vuelta a empezar.
Brasil no era capaz de conectar con su gente de arriba y la única opción era confiar todo a la arrancada de Vinícius o a una jugada aislada. Una vez más, como ante Serbia, Brasil confió en que alguien agitara la lámpara mágica, y esta vez no fue Richarlison, fue Casemiro.
Combinó con Rodrygo en la frontal y sacó un disparo seco, botando y que, tras tocar ligeramente en un defensor suizo, se alejó hasta meterse junto al palo. De primeras, un golazo; de segundas, también, pero con un pelín de suerte.
No le hizo falta más a Brasil, que aseguró su segunda victoria del torneo y ya está en octavos de final. Virtualmente es también primera, solo un descalabro ante Corea del Sur se lo impedirá.