China amaneció hoy 28 de noviembre de 2022 con resaca de la oleada de protestas que sacudió el fin de semana las principales ciudades del país en contra de la política de «cero covid» y en las que resultaron detenidos un número indeterminado de personas y al menos dos corresponsales de medios occidentales.
La indignación por la muerte de 10 personas en un edificio aparentemente confinado de la ciudad de Urumqi (noroeste) se transformó ayer en vigilias y protestas inéditas en numerosas partes del país, como Pekín o la megalópolis de Shanghái.
Algunas grabaciones mostraron cómo cientos de personas marchaban por las calles de diferentes ciudades mientras mostraban hojas de papel en blanco que representaban su oposición a la censura.
Los manifestantes cantaron «Los que os negáis a ser esclavos, alzaos» -una estrofa del himno nacional chino- o «La Internacional», gritando «queremos libertad», «no queremos hacernos pruebas PCR» o «que les follen a los códigos QR», en referencia a la obligación de escanear con una aplicación móvil los códigos QR sanitarios a la entrada de cualquier establecimiento o incluso en parques para que, cuando las autoridades detecten un contagio, puedan determinar quién ha tenido contacto con esa persona en cada momento.
«Fue razonable, inspiradora y se desarrolló con calma», comenta hoy a Efe una pequinesa que acudió anoche al río Liangma, donde tuvo lugar la protesta capitalina.
En algunas de las ciudades, grupos de personas llegaron a gritar «Abajo el Partido Comunista, abajo Xi Jinping (el presidente chino)», una muestra pública poco habitual de desaprobación sobre las políticas del líder del país.
«Pensemos lo que pensemos del gobierno, no estamos pidiendo el caos o una ausencia de orden. Queremos una reforma interna, pero no parece posible. Estamos desesperados», comenta otro pequinés que, como muchas personas ahora en China, se mantienen a la expectativa de si las protestas continuarán o si sus voces serán escuchadas.
DETENCIONES DE PERIODISTAS
Las protestas del domingo en Shanghái transcurrieron igualmente de manera mayormente pacífica, según testimonios en redes, entre los que algunos afirman que se produjeron algunas detenciones.
Entre ellas, la de un periodista de la cadena británica BBC, arrestado tras ser «golpeado y pateado» por agentes de la policía china mientras grababa, denunció hoy el medio británico.
El Club de Corresponsales Extranjeros de Shanghái emitió hoy un comunicado en el que mostró su «gran preocupación» por la «detención forzosa» de Lawrence: «Esperamos que la Policía y las autoridades garanticen que los periodistas legítimos puedan cumplir con su deber sin enfrentarse a injerencias o a un uso excesivo de la fuerza».
El Ministerio de Exteriores chino se limitó a comentar este lunes que Lawrence «no se había identificado como periodista» en el momento en el que fue detenido.
Al margen, la televisión pública suiza RTS también indicó esta madrugada que su corresponsal en Shanghái, Michael Peuker, fue «brevemente detenido» en la noche del domingo tras una conexión en la que él mismo había contado que estaba «rodeado por tres agentes de policía» mientras les hacía gestos tratando de pedirles calma mientras estaba en directo.
Tras «muchos minutos de negociaciones» con un responsable de la Policía local, Peuker y su cámara fueron liberados aunque los agentes retuvieron su material para «verificar» su contenido antes de devolvérselo a los periodistas.
Las autoridades vallaron hoy las aceras de la calle shanghainesa donde se produjeron las protestas y tratan también de impedir que se tomen fotos del lugar.
¿PUEDE CHINA SALIR DEL COVID CERO?
Entretanto, las cifras de nuevos contagios en China batieron hoy su récord por quinto día consecutivo con 40.347 casos detectados en la víspera, de los que 36.525 (un 90,5 %) son asintomáticos.
Además, en todo el país hay alrededor de dos millones de personas se encuentran bajo cuarentena centralizada u observación médica por estar infectadas o por ser contactos cercanos de contagiados, sin incluir ciudadanos bajo confinamiento generalizado impuesto por autoridades locales.
La prensa oficial no ha dado cuenta de los incidentes, pero el diario Global Times destacó hoy en sus editoriales que las autoridades deben «optimizar» la respuesta al virus.
Eso sí, el rotativo reconoce que pese a la política actual, que implica innumerables controles y confinamientos, «China se enfrenta a una batalla más dura, con una transmisión doméstica a gran escala. Hay estar preparados para escenarios aún peores».
«El sistema sanitario chino va a tener muchas dificultades para afrontar un gran aumento de infecciones en invierno. Pero mantener la política actual de ‘cero covid’ implicaría medidas aún más estrictas, más test y confinamientos más prolongados. Teniendo en cuenta la fatiga y el impacto social y económico, a China no le quedará otra opción que cambiar de estrategia», pronostica el epidemiólogo Benjamin Cowling de la Universidad de Hong Kong, recoge el diario South China Morning Post.
Según el experto, China debería dejar a un lado las pruebas PCR, permitir cuarentenas domiciliarias para casos leves y dedicar sus esfuerzos a la mitigación en lugar de a la prevención. EFE