Gentrificación en Cuenca: Una realidad que ya afecta a sus barrios patrimoniales

El suelo se encarece, el centro pierde residentes, hay más viviendas que hogares, se mantiene la canasta básica más alta del país.

¿Qué es la gentrificación y por qué debería importarte?

La gentrificación es un fenómeno urbano que transforma barrios tradicionales o patrimoniales en zonas atractivas para personas con mayor poder adquisitivo. Esto genera un alza en los precios de vivienda, alquileres y servicios, provocando el desplazamiento progresivo de los habitantes originales.
En ciudades como Cuenca, esta realidad ya no es una amenaza futura, sino un proceso evidente que debe debatirse con seriedad.

Síntomas de gentrificación en Cuenca

La gentrificación en Cuenca no es hipotética. Hay indicadores claros:

  • Aumento del valor del suelo.
  • Desplazamiento de residentes del Centro Histórico.
  • Más de 3.000 inmuebles listados en Airbnb.
  • Canasta básica más cara del país: USD 861,46 según el IPC de julio 2025, publicado por el INEC.

Estas cifras reflejan una presión económica creciente sobre los ciudadanos cuencanos.

Una gentrificación incubada por décadas

La mirada del arquitecto Ecuador Álvarez

El exconcejal y expresidente de la Federación de Barrios, Ecuador Álvarez, sostiene que la gentrificación en Cuenca no es reciente, sino un proceso incubado por más de 30 años.

Según Álvarez:

“El Centro Histórico se ha ido vaciando por múltiples causas: falta de incentivos, cambio de uso residencial a comercial y un modelo económico que favorece el arriendo a turistas sobre los residentes”.

¿Falta de políticas públicas?

Álvarez critica que la planificación urbana se enfocó en el espacio físico y no en el tejido humano. En su opinión, el problema no es la inversión privada, sino la falta de políticas públicas centradas en el habitante.

“El turismo no puede ser el eje si antes no se piensa en quienes vivimos aquí”.

Propuestas de solución

Álvarez plantea tres acciones clave:

  • Regulación del precio de arriendos.
  • Fortalecimiento cultural y comunitario de los barrios.
  • Mejora de infraestructura que incentive la permanencia.

Patrimonio y desplazamiento: visión de Marcelo Cabrera

Recuperación urbana y patrimonial

Durante sus alcaldías (2005–2009 y 2014–2019), Marcelo Cabrera lideró una serie de proyectos de restauración en el Centro Histórico: calles, plazas, museos y casas patrimoniales.

Aunque su intención fue mejorar la calidad de vida, admite que hoy Cuenca enfrenta un proceso de gentrificación real, en parte por la llegada de extranjeros y personas de otras provincias con mayor capacidad adquisitiva.

Propuestas para equilibrar el desarrollo

Para Cabrera, es necesario:

  • Crear capacidades en turismo responsable.
  • Regular precios mediante estándares nacionales.
  • Coordinar políticas locales con estrategias estatales.

“El futuro del Centro Histórico debe ser inclusivo. No puede convertirse en un espacio exclusivo para pocos.”

Sector inmobiliario: entre informalidad y especulación

Diagnóstico del mercado actual

Adrián Rodríguez, presidente de la Cámara Inmobiliaria Ecuatoriana, destaca que tras la pandemia se invirtió en predios abandonados, lo que impulsó el desarrollo pero también disparó precios de alquiler y servicios.

El mercado inmobiliario cuencano sufre de informalidad:

  • Solo 700 corredores están acreditados.
  • Más de 1.500 ejercen sin regulación.

Factores que alimentan la especulación

Rodríguez identifica los siguientes factores:

  • Llegada de jubilados extranjeros.
  • Influjo de remesas.
  • Percepción de seguridad.
  • Crecimiento del alquiler temporal: de 400 a 2.000 unidades en 4 años.
  • 30 % de las transacciones son de inversionistas.

Soluciones propuestas

  • Alianza público-privada con suelo a precio competitivo.
  • Bolsa Inmobiliaria Nacional.
  • Uso de big data para mapear precios reales.

El objetivo, afirma Rodríguez, es conciliar desarrollo con cohesión social, y evitar que el progreso derive en exclusión social.

¿Qué futuro queremos para Cuenca?

La gentrificación en Cuenca es ya un fenómeno tangible. El aumento del costo de vida, el vaciamiento de barrios tradicionales y la especulación inmobiliaria amenazan con cambiar el rostro de la ciudad.

Solo con políticas públicas inclusivas, regulación del mercado y fortalecimiento comunitario se podrá preservar el patrimonio y proteger a sus habitantes originales.

Entrevista: «Dejemos atrás el negacionismo


Pedro Jiménez Pacheco,
arquitecto Ph.D., director del Centro de Investigación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Cuenca.


La gentrificación ha sido motivo de un profundo estudio para Pedro Jiménez Pacheco. En entrevista con El Mercurio analiza el presente y futuro urbano de Cuenca.

¿Qué consecuencias tiene ignorar la presencia de economías ilícitas en el financiamiento del mercado inmobiliario local? ¿Y por qué sigue siendo un tema tabú en Cuenca?

Este es un asunto delicado pero urgente. En Cuenca, el mercado inmobiliario crece mientras otras ciudades se estancan, lo que podría indicar la formación de una burbuja inmobiliaria. Esa expansión, poco transparente, podría ocultar circuitos financieros ligados a economías ilícitas.

Lamentablemente, ni las instituciones públicas ni la academia han enfrentado el tema de forma directa. Ya estamos viendo cómo esta especulación distorsiona el mercado: se construyen viviendas no para ser habitadas, sino como activos de inversión. El resultado: una ciudad con más casas que familias, pero menos posibilidades reales de vida urbana.

Influencers, medios y mercado inmobiliario: ¿Hay responsabilidad ética?

Sí. Hoy los influencers son más que promotores: son productos en sí mismos. Bajo una lógica de consumo inmediato, promueven modelos de ciudad centrados en la estética, el espectáculo y la inversión.

Este lenguaje visual y aspiracional genera una opinión pública que normaliza la turistificación y el desplazamiento social. En ciudades como México, ya se ha evidenciado el conflicto de interés entre influencers e inversiones inmobiliarias.

En Cuenca, el espacio público ha pasado de ser lugar de encuentro a convertirse en el negocio mismo. Ya no se trata de vender helados, sino de vender el espacio donde antes se vendían helados.

Patrimonio y simulación: ¿Contradicción en la declaratoria de Cuenca como Patrimonio de la Humanidad?

Sí, pero es una paradoja entendible. Cuenca tuvo una planificación urbana ejemplar entre los años 80 y 2000. Con la declaratoria de Patrimonio en 1999, esa tradición fue reemplazada por una “ilusión patrimonial”.

Desde entonces, se priorizan premios y reconocimientos internacionales sin cuestionar el tipo de ciudad que se está construyendo. Vivimos en un “consenso turistificador”: el patrimonio se conserva más para el turismo que para la ciudadanía local.

Dualidad de las élites locales: ¿Cómo influencian el desarrollo urbano en Cuenca?

Es una situación paradójica. Las élites locales ayudaron a construir una ciudad reconocida y costosa, pero ahora se auto-segregan al campo o a parroquias rurales, buscando una calidad de vida que ya no encuentran en el centro histórico.

Esta huida al campo ha generado una urbanización acelerada de las periferias, lo que conlleva presión sobre los páramos, migración rural forzada y degradación ambiental.

¿Qué significa la “ciudad hamburguesada”? ¿Es una crítica exagerada?

No es una caricatura, sino una metáfora crítica. Habla de cómo una ciudad planificada por una burguesía ilustrada se convierte en espectáculo de consumo.

Ejemplo claro: Calderón, donde los selfies y disfraces de animales exóticos reemplazan a la apropiación real del espacio por los ciudadanos. El problema no es la apropiación simbólica, sino que ahora son los turistas y los capitales quienes se apropian del espacio urbano.

Como dicen los antropólogos: el turista es un fantasma urbano, transita pero no habita.

Alternativas a la turistificación: ¿Cómo dinamizar la economía local sin depender del turismo?

Necesitamos pensar en una ciudad pospatrimonial. Una ciudad que no dependa del turismo ni de la renta como motor de desarrollo.

Ejemplos como España y Portugal muestran cómo la turistificación llevó a burbujas y crisis sociales. Cuenca aún puede evitarlo. Cuenta con una base manufacturera e industrial, y una sociedad capaz de reorientarse hacia un “consumo productivo del espacio”.

Para lograrlo, se requiere una visión colectiva y una nueva planificación urbana.

¿Qué modelo de tenencia de suelo podría sostener esa ciudad alternativa?

La clave está en acumular suelo público urbano. Las socialdemocracias europeas lo entendieron hace décadas: el control del suelo permite alquileres sociales, cooperativas de vivienda y arriendos sostenibles.

Aunque la ley ecuatoriana (LOTUS) establece un banco de suelos, no hay voluntad política ni acumulación real de tierras urbanas. Además, se necesita una ley de arriendos actualizada y una verdadera política local de vivienda.

Actualmente, empresas públicas como Emuvi compiten con inmobiliarias y elevan los precios, en lugar de regularlos.

¿Qué rol deben asumir las universidades en esta transición urbana?

Las universidades deben ser motores de observatorios urbanos y de vivienda. Más allá de publicar investigaciones, es fundamental hacer pedagogía ciudadana y construir conocimiento comprometido con los territorios.

No basta con analizar: hay que apoyar procesos de organización social, y diseñar planes parciales que respondan a los cambios en los usos del suelo. Solo así se puede garantizar el derecho a la ciudad.

¿Cuenca aún está a tiempo de evitar una crisis urbana? ¿Cuáles son los indicios?

Sí, pero el tiempo se agota. Las señales son claras:

  • Encarecimiento del suelo urbano.
  • Pérdida de población en zonas centrales.
  • Canasta básica más cara del país.
  • Más de 3.000 alojamientos tipo Airbnb.
  • Más viviendas que familias.
  • Una juventud sin autonomía para formar familia, emprender o vivir en la ciudad.

La gentrificación silenciosa se manifiesta en lo que no sucede: jóvenes sin opciones, familias que resisten a costa de su bienestar.

Sí, Cuenca aún tiene margen de acción. Pero solo si abandonamos el negacionismo y asumimos una planificación urbana responsable. (I)

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