La ciudad de Cuenca celebra a los inocentes el 6 de enero, una particularidad que marca su identidad cultural y festiva. En esta entrevista, César Banegas, periodista y representante de Amistad Club, habla sobre la tradición, su valor cultural y los retos que enfrentan los concursos de Años Viejos y Mascaradas ante la modernidad y los cambios sociales.
– Cuenca celebra a los inocentes el 6 de enero y no el 28 de diciembre. ¿Cómo se explica esta particularidad?
Es un tema netamente local. El 28 de diciembre corresponde a la tradición cristiana de los inocentes de Jerusalén, pero con el tiempo esa fecha se trasladó a la burla y la broma. En Cuenca, las inocentadas empezaban el 28 y se extendían hasta el Día de Reyes, el 6 de enero. Ese cierre se volvió el punto culminante de la fiesta y dio paso a los concursos. Algo similar ocurrió en cantones como Gualaceo.
– ¿Cómo se vivía esa época de inocentes?
Del 28 al 6 de enero era una verdadera temporada festiva. Grupos disfrazados recorrían las calles con música, tambores y bromas. Era risa y jolgorio. Con el tiempo, lo que empezó como juego quedó arraigado como una costumbre propia de Cuenca, incluso impulsada por espacios radiales de humor, como los que organizaba Daniel Pinos en Radio Cuenca.
– ¿Esta celebración le da identidad cultural a la ciudad? ¿Ha sido valorada a nivel nacional?
Identidad sí nos da. Quien no ha participado alguna vez, no es cuencano. Antes salían colegios y universidades; era algo que se recordaba toda la vida. Pero no creo que se haya difundido ni que sea necesario. Es nuestra fiesta. Tal vez influye el centralismo, pero estamos contentos con que la disfrute la gente de aquí y quienes nos visitan.
– Desde Amistad Club, ¿qué define al inocente cuencano auténtico?
La mofa. Todo cambia y no podemos quedarnos anclados al pasado, pero la esencia es reírnos de lo que nos pasó durante el año. Llevar los problemas al plano satírico. No burlarnos de otros, sino de nosotros mismos.
Como periodista, ¿recuerda alguna inocentada mediática polémica?
Sí, una de la que me arrepiento. En Radio Cuenca difundimos que habían aparecido seres extraños en la laguna residual de El Descanso, tras el desastre de La Josefina. La gente se alarmó y hubo tráfico. Tuvimos que aclarar de inmediato que era una inocentada.
– ¿Cómo han cambiado las inocentadas con las redes sociales?
Se ha perdido sutileza. Las redes se usan mal: chistes groseros, sin inteligencia. Antes las paredes eran “el papel de los canallas”; ahora lo son las redes.
– ¿Qué retos enfrenta hoy esta fiesta?
La modernidad y lo económico. Los premios no cubren ni de lejos lo que se invierte en comparsas y años viejos.
– ¿Existe el riesgo de que en algún momento se termine?
Yo considero que sí. En primer lugar, porque todo lo que comienza tiene un final; es una ley de la vida. Además, existen factores políticos que están entrando en este escenario y que también podrían influir en la eventual desaparición de estos concursos de Años Viejos y de Mascaradas. (I)







