Sí, ¡váyanse todos! Con un poco de grosería, ¡lárguense todos! ¡Pero ya! Que se vacíen estos antros de poder, de anquilosamiento mental, de ser feudos de algunos vivarachos, esquizofrénicos y “comepatrias”, llamados partidos o movimientos, verdaderos nidos donde se incuba lo peor de lo peor que tiene postrada a la República. Cojan sus harapos, asambleístas …











