En esa evocación telúrica de arraigo al suelo natal, Otavalo convive con un legado vital, de manos del libertador Simón Bolívar, tras decreto suscrito aquel 31 de octubre de 1829, erigiéndola como ciudad. Tal antecedente relieva la condición bolivariana de este pedazo de suelo imbabureño, henchido de magia paisajística y de honda convicción de afecto …


