Lo contaban los abuelos. Cachos, cola y olor a azufre… ¿De quién se trata? ¡Del diablo pues! Ese habitante del infierno, de tanto en tanto, sube a la tierra para acecharnos y sugerir algunas buenas ideas. Yo le tenía miedo, por supuesto, e intentaba dar pelea. No al diablo, sino a mi mal comportamiento que, …











