Señor ministro: Si hay algo de qué agradecerle quienes habitamos al sur del sur del Ecuador es su sinceridad. Contrario a sus antecesores que nos vendieron humo, y nosotros “pendejotes” los creímos, usted acaba de echarnos un baldazo de agua fría al decir sin haberlo dicho expresamente, que no hay dinero para curar nuestras heridas …









