Resulta aterrador, desquiciante, que muchos ecuatorianos, gente decente es de suponer, con un mínimo de orgullo, de amor propio, con al menos un cuarto de personalidad, se dejen comparar con las ovejas, esos cándidos animalitos de harta lana, ojos grandes, orejas pequeñas, si bien medio trompudos y de rabos hirsutos. Para los perros pastores son …









