La mañana se mostró soleada, pero la ciudad amaneció bajo un régimen de terror. Las calles fueron tomadas por cientos de personas en actitud amenazadora, muchas de ellas vandalizando lo que encontraban a su paso. Gritos, golpes, vidrios rotos, insultos de gran calibre. Un desprecio absoluto por la propiedad pública y privada y por la …











