Cuenta San Agustín en uno de sus sermones qué durante la vigilia pascual, los paganos de su tiempo, llenos de inquietud, no dormían, ante la posibilidad de que esa noche ocurriera algo extraordinario y misterioso. Y que luego, por la mañana, se encontraban, con sorpresa, pues el rostro de los Cristianos aparecía radiante y transfigurado. …










