Jesús era muy paciente con los simples y los ignorantes, era como el invierno que aguardaba la llegada de la primavera, era paciente como la montaña con los embates de la tempestad; respondía con dulzura las preguntas que, estúpidamente, le formulaban sus enemigos. Callaba ante vanas y erróneas discusiones, porque era fuerte, y al alcance …











