El festejo fue apoteósico. Lanzaron por los aires, frenéticos y alegres al profe Alfaro. Se calaron ya los turbantes árabes para estar listos para el viaje a los confines de oriente y Qatar. Cantaron y festejaron el empate como una gran victoria, pues en realidad merecieron ganar y lograron anular por completo a la fulgurante …











