Esta noche Efraím decidió dormir sin escuchar el verso del ermitaño. Decidió dejarle descansar en su morada luminosa y guardar para otro día los susurros que trae desde las edades del universo. Hoy abrirá sus oídos a la estridencia del mundo y buscará fundirse con su oscura materia. Con la ferocidad esencial del hombre. Con …











