Quienes no debaten, como requisito normativo y moral ante los electores, simplemente tienen miedo o no están preparados. Son precisamente aquellos que sienten pánico a ser criticados o desnudados en sus propuestas demagógicas, tibias o vacías. La vieja política ha hecho creer que quienes tienen alguna aceptación, no deberían someterse al escrutinio de los votantes. …











