Cada vez que José Rosales camina por la avenida Solano mira el colegio Benigno Malo, en donde se convirtió en bachiller en 1980. La infraestructura, como un imán, lo atrae, y entonces empiezan los recuerdos: los amigos correteando por los pasillos que crujen, las clases dentro de las aulas y el día a día que …











