Sentado sobre una banca de madera, situada frente a la iglesia de San Roque, Jorge Criollo, recuerda lo feliz que fue en su niñez. Después de clases, en la recordada escuela Hernán Cordero, “regresábamos a pie, jugando y pateando piedras. El gusto por el fútbol fue desde muy pequeño. El primer regalo que me dieron …











