Cuando llega la policía a enfrentar al grupo de jubilados que protesta cada miércoles en Buenos Aires, la desproporción de fuerzas es evidente. Sobre todo porque muchos de los manifestantes necesitan ayuda para mantener el equilibrio. "¡Qué repugnantes, por Dios!", grita Ricardo Migliavacca a los policías antidisturbios que casi lo hacen caer. Se sostiene en …











