Cuarenta años atrás en mi indómita juventud llena de aventuras, visitaba cerros y pajonales en mi potente moto soslayando peligros y temporal rompiendo el silencio agreste de montaña con el estruendo. Hoy, gracias a un entrañable amigo que me regaló una nueva moto y con ella me regaló también el viento vuelto trizas en mi pecho y ante obligado confinamiento volví a …


