La Seguridad Social ecuatoriana adolece de grave enfermedad terminal. Sus estertores son la constante de estos agitados y convulsos tiempos. Su luminoso destino llamado a protegernos contra las contingencias de enfermedad, maternidad, paternidad, riesgos del trabajo, cesantía, desempleo, vejez, invalidez, discapacidad y muerte; las que -dicho sea de paso- no son un modelo de excelencia, …


