El solo recordar las sabatinas patéticas y dispendiosas del delincuente del ático me producen alergias y reacciones incontenibles de repugnancia e indignación. Desde aquel tinglado sabatino muy bien organizado para márquetin y amparado en grandes sumas de dinero que se gastaban para el engaño sistemático y mantenido en el tiempo al pueblo comprado por sanduche …


