El Dorado. Cualquier miércoles de septiembre. 8 a.m. Pasajeros van y vienen, con itinerarios disímiles. La búsqueda del destino propio. El clima agradable, a lo inverso del frío habitual. Previo al viaje, las consabidas recomendaciones que se resumen en una frase: “no des papaya”. Junto con mi hijo Mateo, me apresto a conocer un monstruo …











