¿Quiénes se prestarían para traicionar a Jesucristo a cambio de 30 monedas? ¿Quiénes serían los caraduras para darle el beso en la mejilla y con eso delatarlo ante sus verdugos? ¿Quiénes se atreverían para, hipócritamente, sinvergüenzamente, al escucharle decir: “Uno de ustedes me va a entregar a mis enemigos”, levantándose, uno por uno, responderle: “¿Seré …











