No es sorna, pero en el Ecuador desempeñar el cargo de Vicepresidente de la República debe ser, de alguna forma, desalentador. Llegar, recibir la venia del edecán, el saludo de los burócratas de palacio; sentarse, pasar el índice por el celular, llamar a la esposa o esposo para saber si ya despertó; de pronto leer …











