El miedo se ha apoderado de los ecuatorianos, vivimos temerosos, en sobresalto, cuidándonos de los unos y de los otros, desconfiando de todos, caminando a hurtadillas, apresurando el paso y sin volver la mirada, enclaustrándonos pronto, observando muchas horas las pantallas del televisor y del celular e incluso chateando contendidos que infunden hasta pánico. Se …









