Es un llamado individual y colectivo, es un grito interno también. No debemos acostumbrarnos a escuchar el relato, a mirar las imágenes que se comparten en redes sociales, a sorprendernos y conmovernos, pensando que lo que pasa, no nos pasa. Escribo está columna, con una mezcla de emociones: desasosiego, indignación, impotencia, tristeza…, mataron a sangre …











