Por estos días, hace tres años, comenzaba la pesadilla provocada por un “invisible”. Del miedo se pasó al pánico. La “normalidad” se hizo trizas. Los sueños se estancaron. Una mascarilla tapó las sonrisas. El distanciamiento físico fue la regla impuesta. Cualquier síntoma se asumía como un casi seguro ataque del “invisible”. El encierro humano asustó …









