Aurelio Maldonado Aguilar El pan ácimo, dulce, generoso de sus manos se rompe en cientos de bocados para el que tiene hambre. Su cascada de agua prístina, explosiona en mil gotitas para humedecer la boca del sediento. Sus manos caritativas y generosas, acarician la piel del desvalido. Toda su larga vida fue acompañada de caridad, …










