Estas temporadas de vacaciones cuando los cuadernos pedían dormitar en tres meses de holganzas, los fríos fueron siempre los compañeros. Hoy, ya viejos los vacacionistas felices de otros tiempos, solo sentimos frío que cala los huesos, escoltándonos en nuestros trabajos y ocupaciones. Recién amanecía y me tocó estar justo en la esquina de un parterre …











