La final del campeonato ecuatoriano de fútbol tuvo dos connotaciones especiales. La primera, haberse jugado en una piscina, cuando una lluvia sostenida anegó la cancha del Capwell, supuestamente modernizada. Un campo de juego sin drenaje provocó el asombro de todos, cuando los empleados del club intentaron sacar el agua por los bordes del gramado con …











