“Si un barquito de papel está por naufragar, socórrelo, corrígele el timón, mi amor”, canté de repente y sin saber por qué mi cerebro había elegido esa canción para acompañarme durante la tarde. Luego comprendí el juego y sonreí, pero con verdadera tristeza. En las bodegas de la Dirección Municipal de Cultura había ocurrido un …










