No hay que admirarse de que los gobiernos acudan a figuras constitucionales para que el mandante sea quien decida sobre cuestiones fundamentales para la convivencia social, sin importar cuantas veces sean necesarias si aquello contribuye para vivir en armonía y en paz. Pero jamás como instrumento disuasivo a las dificultades coyunturales, situación que desafortunadamente ha …











