El oro verdadero, el que vale y tiene sentido, descansa en la armonía, felicidad y unidad de una población. En el compartir. En los amplios jardines de mirarnos juntos. Rebasa las ambiciones, resentimientos y yoísmo puro. El latón, por ejemplo, también puede ser disfrutado y con alegría, unidad, felicidad y una población, barrio, …











