El problema es que se ha vuelto parte del paisaje. El encontrarlos allí, pidiendo unas monedas por limpiar el parabrisas, asomados o la ventanilla tratando de vender una barra de caramelo, o peor aún, labrando los campos junto a los caminos vecinales. Lo cierto es que el trabajo infantil sigue siendo una conmovedora realidad en …











