La mañana amaneció gris y húmeda. Nuestras almas y miradas también. Fue imposible conciliar el sueño desde que supimos que no te volveríamos a ver más. El apetito se disipó, el ánimo decayó, las sonrisas se borraron. Ya nada tenía sentido. Nada. Al menos no para las que fuimos tus amigas desde hace cuarenta años. …











