Recuerdo cuando estudiaba en el colegio y se avecinaba el Carnaval, que la salida de clases era una tortura para mis compañeras y para mí. En ese entonces, las monjas no contaban con un servicio de transporte para el alumnado. En la vereda, frente al colegio, esperaban acechantes jorgas de muchachos con maicena, la que …











