El estrés político debe estar enquistado en todos los ecuatorianos, a más del causado por la inseguridad, los indicios de corrupción, la amenaza de un “nuevo estallido social” y el siempre farragoso panorama económico. La campaña electoral se convierte en un baratillo de ofertas. Siempre las fueron. Vale preguntarse cómo presentirán su futuro aquellos pueblos …




