Cuando Agustín Patiño dibujaba y pintaba en acuarela mientras estudiaba arquitectura en la Universidad de Cuenca, sus profesores, aunque aplaudían su talento, le decían: “Agustín, estos son elevaciones, esto es arte, estás haciendo algo distinto”. Bastaron esos comentarios para que el muchacho que había crecido y jugado entre los ríos de Cuenca, el Vado, San …











