Al nombrarte, mi Cuenca querida,sólo Dios pudo hacerte tan bella,permitiendo que un pedacito de cielocayera en la serranía.Enmarcada de montes azules,abrazada por ríos bravíos,bordados en sus orillasde sauces y madreselvas.Callecitas empedradasde recuerdos y nostalgia,donde impregnadas quedaronpiropos y serenatas.Catedrales centenariasde mármol y de alabastro,que almacenan oracionesde piadosas señoronas,de cholitas polleronasy devotos caballeros,junto con sus campanarios,que con …











