Cientos de familias ecuatorianas están sufriendo las consecuencias de la fuerte temporada invernal, y los pronósticos del tiempo señalan que las lluvias continuarán, en diferente intensidad, en todo el territorio nacional. Cincuenta familias se encuentran de luto porque sus jóvenes vástagos, mujeres y hombres menores de edad, fueron asesinados solo en enero en las calles del país, víctimas de la imparable ola de violencia sin que dé resultados el tan nombrado, aunque no conocido, plan Fénix. La pretensión de entregar el territorio nacional para que se establezcan bases militares y ejércitos extranjeros en una actitud indigna y sumisa del candidato presidente de origen estadounidense. La oscura y mañosa manera de intentar concesionar a la empresa privada la explotación del campo Sacha, coloca otra vez al país a la venta y a precio de “gallina con mal” –de cada 100 barriles, 87.5 se llevará el consorcio–, en contra de todo sentido y de manera ladina cuando celebrábamos los carnavales. El silencio cómplice y la displicencia con que las autoridades electorales actúan, mientras el señor Noboa pregona su “nuevo Ecuador”, nos pone al borde del abismo democrático y anega a la sociedad ecuatoriana en terrenos pantanosos, muy peligrosos, ahondando el mortal destino de ser un país primario exportador; a Ecuador le llueve sobre mojado. (O)
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