Leyendo curiosidades, me encontré con la noticia sobre la tala del conocido árbol de Robin Hood. El artículo cuenta que, en Inglaterra, en Northumberland, junto al Muro de Adriano, se alzaba dicho árbol. Este muro fue parte de una fortaleza de la provincia romana construida a inicios del año 122, durante el reinado del emperador Adriano. Hoy quedan solo las ruinas de la muralla, junto a las cuales se encontraba el gigantesco sicomoro, que tenía más de 150 años y que fue bautizado como el árbol de Robin Hood.
Robin Hood fue un personaje inglés conocido por robar a los ricos para ayudar a los pobres. Vivía en los bosques de Sherwood, en Nottingham, Inglaterra, y fue un excelente arquero y espadachín.
Pues bien, dos jóvenes leñadores decidieron talar al viejo sicomoro, el cual se desplomó sobre el Muro de Adriano. A los vándalos los tomaron presos, acusados de causar daños criminales. Esta justicia ocurre en otro país, donde talar un árbol patrimonial o destruir ruinas arqueológicas es sancionado, como debe ser. Aquí, en cambio, no importa ni lo uno ni lo otro. Nuestros árboles cuencanos patrimoniales deberían estar bien protegidos y cuidados.
El sicomoro, llamado higuera sycomorus o Ficus sycomorus, es un árbol noble, muy alto y frondoso, nombre común que designa a diferentes árboles de su especie. Es originario de África y se lo menciona en la Biblia. Tiene frutos similares al higo. También los hay en Europa y América, y pertenecen a la familia Platanaceae. Es muy valorado por su madera, que es muy durable. Sus raíces, tan grandes, ayudan a la estabilidad del suelo y ofrecen una gran sombra. Por todo esto, hay que proteger al sicomoro. (O)