Han pasado 10 años 

Estefani Chalco Salgado

A tu llegada veía las tiernas manos azuladas que llevan el tono del vientre que recién ha dado vida, un aroma personal que solo la memoria puede evocar, y el sentido del tacto en el roce de mejillas, siendo tu piel una seda de perdición. Te vi y el asombro me invadía por la realidad de la expectativa. Eras más, más fuerte, más dulce, más puro, más hermoso, de todo cuanto había imaginado. 

Reconocimos que los decibeles de los latidos de nuestros corazones ahora se encontraban en el abrazo, y mi instinto te consoló al acercarte a mi pecho. Descubrimos que tu olfato me encontraba, mi cuerpo te abrigada, y ese calor te daba suficiente calma.

Ahora te veo dormir, ojitos cerrados, escucho tu respiración, añorándote niño por diez años más. Y entonces noto una nueva realidad, los sueños fantasía que compartimos hasta aquí, poco a poco se reemplazarán por sueños tuyos, alcanzables, corpóreos y materializables. Quién sabe si te gozaré aún junto a mí. No tendré al cuerpo tiernito, ni a la voz infantil que canta, ríe, y ora. Te sostendré de otra manera, con otros cariños, en  tiempos con un tinte distinto.

Al paso de otros diez años, espero seas un adulto libre, aventurero pero firme, cierto en tu bondad y auténtico en tu esencia. Esta primera década me dio la dicha de apreciarte beneplácitamente. Te has desarrollado en el alivio de una infancia feliz. La verdad es que no anhelo el paso de estos años, antes desearía estancar el tiempo, verte niño un tanto más, corriendo en los campos de juego sin presión de un ascenso, riendo con tus compañeros por situaciones absurdas, sin pecado. Que aún me busques entre los monstruos de la noche, que aún me llames ante la duda de tu corazón.

Han pasado diez años, y cómo quisiera repetirlos, para darte todo el amor un tanto más, para olerte en el abrazo de la mañana, en el beso de la salida de la guardería, en la hora de llegada de la academia, al cuidar tu sueño mientras estiro la cobija que ya no es mía.

Dame tiempo hijo mío, para atesorar más recuerdos y soltar las añoranzas. Permíteme ir a tu lado todavía de la mano. Y no lo digo por este año, y ni siquiera por el siguiente… lo pido por aquellos más distantes que aunque parecen lejanos, ya he vivido la rapidez de su extinción.  Y es que han pasado diez años, benditos años a tu lado. (O)

Lcda. Estefanía Chalco

Magister en Gestión Cultural, Licenciada en Estudios Internacionales y Comercio Exterior. Ha ejercido funciones en el sector público y privado ante organismos internacionales. Gestora de proyectos sociales.

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