Se escuchan rumores sobre la posible regulación de la maternidad subrogada en la Asamblea. La discusión gira en torno a quiénes podrán acceder a esta práctica y bajo qué condiciones, otorgando mayores privilegios y posibilidades a quienes ya cuentan con el estatus social y económico para hacerlo.
Históricamente, el cuerpo de las mujeres ha sido objeto de regulación: se decide si podemos o no abortar, si podemos o no usar métodos anticonceptivos, si podemos o no casarnos y a qué edad hacerlo, si podemos o no amamantar en espacios públicos, si podemos o no habitar el espacio público.
En este contexto, y sin base ética ni científica suficiente, ahora pretenden decidir si las mujeres podemos alquilar nuestros vientres, en qué condiciones se realizarían estos contratos y a qué tipo de personas podríamos prestar nuestros cuerpos. Incluso podrían determinar el valor a pagar, cuántas veces podemos hacerlo y bajo qué condiciones. Todo esto sin consultar a las posibles madres subrogantes, sin preguntarnos a las mujeres. Una vez más, deciden por nosotras sin nosotras, en beneficio y para la ganancia de los más pudientes. La maternidad subrogada sin derechos es otra forma de explotación. (O)
mi.cordero@sendas.org.ec