¿Quién tiene la culpa?

Juan F. Castanier Muñoz

La rendición de cuentas ante el Congreso paisa por parte del presidente Petro se  parece a la crónica de un fracaso anunciado. La mayoría de los parlamentarios coreando a gritos: “fuera Petro, fuera”, “mentiroso, mentiroso”, constituía el telón de fondo a una intervención muy lejana de la realidad colombiana y matizada por una interminable serie de “bandazos” presidenciales, como aquel de asistir a la posesión de Noboa luego de haber cuestionado la legitimidad de su triunfo electoral, o aquel otro de desaparecer en las playas de Manta durante tres días, “para escribir unas treinta páginas” de su último libro. Petro se ha ganado su vergonzoso y humillante abucheo.

La elección de Marlon Vargas como presidente de la Conaie y la pérdida de la reelección por Nicolas Iza, también tuvieron su marco de pifias y de reclamos, sobre todo aquellos que vinculaban el mal manejo de la organización con la posición procorreista de la directiva defenestrada. Debe haber sido grave para Iza, otrora poderoso e indiscutido líder del movimiento, palpar el descontento de sus huestes, que es lo que sucede cuando los autócratas quieren imponer posiciones fanáticas y radicales. A Iza no lo tumbó nadie, se cae por sus propios errores. No queda duda que la ambición de poder nubla la razón.

Y lo del asambleísta Díaz es otra “perla”, ante la cual, penosamente, la cúpula de la RC no ha podido hilvanar ninguna defensa. Ni que “no lo han conocido”, “ni quién también será”, pues ha sido, como se dice ahora en el argot del bajo mundo, un “elemento” de valor “alto”, tú te ti con los de la cúpula, “salidor” en las fotos. Preso ahora por una acusación gravísima y en cuyos hechos no ha intervenido, que se sepa, ningún “perseguidor político”.

La extradición de Fito a los EE.UU ha caído como pedrada en ojo tuerto a ciertos políticos que hacen “novenas” para que al gobierno le vaya mal en sus acciones. Como no hubieran querido que los EE.UU retiren su solicitud de extradición, que Fito se niegue a ser extraditado, que se fugue o que se caiga el avión en el que era trasladado al país del norte. Mala suerte, Fito ya es cliente de la justicia estadounidense. (O)

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