Recordando los hechos de la política que se han vivido tengo varios casos sucedidos en el mundo que debo comentar en el inicio de la entrega de hoy para su aplicación objetiva a nuestra realidad, uno de ellos es la resistencia de los ciudadanos franceses para oponerse al dominio nazi que se impuso a sangre y fuego en la segunda guerra mundial, también la resistencia del sindicalismo polaco liderado por Lech Walesa en oposición a la dictadura comunista y las acciones del pueblo húngaro para recuperar la libertad y por supuesto la caída del Muro de Berlín, la Perestroika y el cambio de rumbo de la URSS en la época de Mijaíl Gorbachov. Pretender en el siglo XXI eternizarse en el poder como son los casos de la dictadura cubana y las oclocracias dominantes en Nicaragua, Venezuela es insólito y por cierto de legítima resistencia para recuperar la real vigencia de los derechos humanos. En este cuadro si se valora lo que significa la resistencia.
Pero en este tiempo de libertad resulta que la supuesta resistencia que se aduce no encaja y es más si pretende involucionar a sistemas y modelos fracasados, aun justificando la violencia ejercida por los seguidores de las corrientes totalitarias con el eufemismo de comunismo indoamericano promovido por una minoría organizada que manipula los textos de Carlos Marx para derrocar a los gobiernos en los años 2019, 2022 y ahora en el 2025, tiempo aciago por el colapso de la sana razón y en contrapunto con la historia que nos enseña que la dignidad humana se construye diariamente y que ante el paro y la violencia organizada todos tenemos el derecho a vivir en paz, honrando la libertad de aportar al bien común, trabajando y produciendo los bienes y servicios que la sociedad requiere, por eso invertir y generar la prosperidad social es la misión a cumplir siendo la opción creativa al paro promovido por la CONAIE que al momento suma más de 140 millones USD perdidos.
La democracia se construye con más democracia y el bienestar social con trabajo y más trabajo. (O)