Fusible quemado

Caroline Avila Nieto

La figura de la vocería presidencial suele estar diseñada como un puente entre el poder y la ciudadanía. En Ecuador, sin embargo, se ha vuelto un muro. El caso de Carolina Jaramillo, actual vocera del gobierno, ilustra cómo se utiliza este cargo no para  orientar o explicar, sino para blindar y distraer. Ella no comunica: reproduce. Es el eco de un libreto escrito en Carondelet. Enojarse con ella es, en el fondo, caer en la trampa de diferir las responsabilidades que le corresponden directamente al presidente Noboa.

Esta práctica tiene nombre: la estrategia del fusible quemado. Se trata de colocar a alguien entre la ciudadanía y el poder para absorber la descarga de las malas noticias o de los errores políticos, evitando que el costo recaiga sobre quien realmente toma las decisiones. No es nueva, pero ahora se presenta con el rostro amable de una presentadora de televisión y con la investidura de “vocera oficial”.

Ser vocera de un gobierno, sin embargo, no consiste en leer comunicados, sino en interpretar políticamente las decisiones de Estado y darles sentido público. El rol de la vocería debería ser, además, el de tejer puentes entre conflicto y diálogo, y no alimentar la desconfianza o banalizar el dolor con sarcasmos.  La comunicación de gobierno no puede sostenerse sobre el vacío informativo ni sobre la descalificación sistemática de quienes preguntan.

Carolina Jaramillo no es la causa, sino el síntoma de una estrategia política que prefiere el control del mensaje antes que la apertura del diálogo. Su voz, más que un error personal, es la representación de un modelo comunicacional vertical, reactivo y distante, que confunde disciplina con sumisión y vocería con ventriloquia. El problema no es su tono, sino la estructura de poder que le dicta lo que puede —y lo que no puede— decir.

La comunicación política de un gobierno debe proteger la legitimidad del sistema democrático. La voz que se escucha cada lunes no es la del Estado, sino la de un muñeco que repite —sin convicción y sin empatía— lo que el ventrílocuo le ordena. (O)

@avilanieto

Dra. Caroline Ávila

Académica. Doctora en Comunicación. Especialista en Comunicación Estratégica y Política con énfasis en Comunicación gubernamental. Analista académica, política y comunicacional a nivel nacional e internacional.

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