Resistir

Aníbal Fernando Bonilla

Otavalo mantiene inalterable más de 26 días de paralización. Esta ciudad se encuentra literalmente militarizada. Han sido jornadas de brutal represión oficial. Sumado la zozobra de la gente ante la nula posibilidad de discernimiento gubernamental. El diálogo no ha sido considerado por la Presidencia de la República como oportunidad de raciocinio con la otredad (el consenso se alcanza debatiendo hasta la saciedad las divergencias). El movimiento indígena ha elevado sus demandas que tienen implicancia palpitante en el desarrollo de las comunidades rurales: educación, salud, seguridad, empleo, productividad, vivienda. Es evidente que la problemática estructural no será subsanada con simples bonos que reflejan la nula proyección gubernativa en torno a dar respuesta a las necesidades en el ámbito social. Y, por supuesto, se ha elevado a la mesa de discusión la derogatoria del decreto ejecutivo 126, a más de la liberación de todos los detenidos, la reparación a las familias de los fallecidos por las protestas, y la atención médica oportuna a los heridos.

Las manifestaciones de rechazo a las políticas neoliberales de Daniel Noboa no sólo se han reducido a Imbabura, como tal, aunque esa ha sido la retórica simplista de la vocería del gobierno. Otras provincias como Pichincha, Azuay, Loja, Carchi, Sucumbíos, Cañar también han replicado paulatinamente acciones de inconformidad. No se puede esconder el sol con un dedo. Aunque se intenten generar estrategias desde Carondelet como la criminalización de la protesta, la estigmatización a dirigentes y autoridades seccionales, el aislamiento poblacional o la censura a medios comunitarios (es el caso de radio Ilumán), es improcedente minimizar que el malestar de la gente va en aumento, y que la resistencia de los pueblos indígenas persiste.   

Penosamente alguien de origen otavaleño estuvo el 14 de octubre al frente del operativo castrense, que queda ya registrado en la historia colectiva como uno de los días más siniestros y lúgubres que haya vivido Otavalo, que en su sentido etimológico significa: «pueblo que está de pie». (O)

Lcdo. Aníbal Bonilla

Máster en Estudios Avanzados en Literatura Española y Latinoamericana. Máster en Escritura Creativa por la Universidad Internacional de la Rioja. Licenciado en Comunicación Social. Autor de varios libros.

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba